Nos dijimos tanto que creímos habérnoslo dicho todo. Y dejamos los dedos apartados para escribirnos con la voz, de vez en cuando, como si no hiciera falta nada más. Pero echamos de menos las palabras escritas, que empujan y se hunden en la piel, guiando a los tobillos cada vez que echamos a andar o decidimos dormirnos abrazados. Quiero que me comas el corazón despacio. Y que tu música me llene de nuevo de aire los pulmones. Respirarte fuerte y robarte el aliento con un beso de precisión quirúrgica. Agárrate a mis vértebras, puedes usar mis costillas para escalar el romántico ambiente de aquellas noches en vela, en las que teníamos prohibido cerrar los ojos si no era para soñar despiertos o dar paso a un baile de lágrimas
Es precioso :)
ResponderEliminarUn beso !
Mery!